Por Miguel Ernesto Yusty
EL TREN DE LAS 3:10 es una revisión del clásico del mismo nombre, estrenado en 1957 y en el que Glen Ford interpreta al villano y Van Helflin representa al hombre bueno que intenta llevarlo ante la justicia. En la versión de 2007, los roles principales están a cargo de Russel Crowe y de Christan Bale y está dirigida James Mangold, quien es maestro en el cine de acción porque sabe imprimir al drama fuertes contenidos emocionales.
El tema de la película, EL TREN DE LAS 3:10, es la dignidad a cualquier costo. Este tópico, que está presente a lo largo de toda la proyección, pone la obra en un nivel diferente al de otras cintas del género. Cuenta con un protagonista para quien las variables económicas pasan a segundo plano, porque considera que su voluntad no puede medirse con dinero. Lo interesante de la película es que el villano comparte su misma visión y por eso el film se sale de la media. Al final, el verdadero antagonista es la sociedad, que no logra comprender el lenguaje que sostiene la relación entre ambos personajes, quienes serán aliados, pero sin perder la voluntad de someterse entre sí. Simplemente y sin decirlo de forma directa, los dos coinciden en la necesidad de defender los ideales que compensan sus falencias emocionales. En EL TREN DE LAS 3:10 , la dignidad es el valor que completa el mundo del Oeste Americano.